Si te paras, notarás que todo a tu alrededor ocurre rápido, como si el mundo tuviera prisa. En vez de disfrutar de cada día, esperamos que el día pase, contando las horas que faltan para que comience el mañana. Pensamos en el futuro, en vez de vivir el presente. Y aún peor, en ocasiones vivimos atrapados en el pasado.
El jefe samoano Tuiavii de Tivea dijo en uno de sus discursos reunidos en el libro Los Papalagi, que los hombres blancos no tienen tiempo. No entendía por qué le damos tanta importancia al tiempo, según él, lo medimos y remedimos sin razón alguna.
Creo que tenía razón, porque pase lo que pase "nunca habrá más tiempo entre el amanecer y el ocaso".
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