En la primera parte de la jornada, se han planteado las barreras existentes en las redes sociales, por las cuales las personas con discapacidad no pueden acceder a ellas. La nuevas tecnologías deberían ser una herramienta para romper la brecha digital, no para crearla.
Otro aspecto que se ha analizado, es que aunque haya una legislación que obligue a las páginas web a que sean accesibles, no se cumple, con lo cual es como si no existieran. Por tanto, impidiendo el acceso a las redes sociales, se limita el derecho a la participación de las personas con discapacidad, obstaculizando su inclusión en la sociedad.
En la segunda parte, en cambio, ha sido el turno de el activismo 2.0. Se han presentado diversas maneras de participar en el cambio, lo cual no sustituye al activismo real, simplemente la complementa. La plataforma Actuable, por ejemplo, da a conocer diferentes peticiones, tanto individuales como colectivas, divulgando y haciendo de la unión, una gran fuerza.
Por eso si las redes sociales fueran accesibles, la participación social no sería incompleta, como lo es hoy en día. En consecuencia, habría más personas trabajando por el cambio, en la búsqueda de un mundo mejor, y sobre todo, un mundo más justo e igualitario.
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