Un día rompiste mi reloj, y paraste mi tiempo. La torpeza se convirtió en genialidad cuando tus dedos se transformaron en notas musicales. Aprendí que no hace falta saber idiomas para entenderse, y descubrí lo útil que puede llegar a ser un simple saco de dormir.
Tanti auguri y gracias por tener esa habilidad de hacer feliz a la gente.
Desde el Tintero
1 comentarios:
: )
Publicar un comentario